 
                            El período Neolítico en Anatolia, que abarca aproximadamente entre el 7000 y el 5000 a. C., representa una transición fundamental en la historia de la humanidad, que marca el cambio de sociedades nómadas de cazadores-recolectores a comunidades agrícolas asentadas. Esta transformación fue impulsada por cambios ambientales significativos después de la última Edad de Hielo, que creó un clima más estable propicio para la agricultura.
Los sitios arqueológicos clave como Çatalhöyük, Göbekli Tepe y Hoca Çeşme brindan información vital sobre la vida neolítica en Anatolia. Çatalhöyük, uno de los asentamientos neolíticos más grandes y mejor conservados, muestra una zona densamente poblada con casas interconectadas, lo que indica una estructura social compleja. El sitio se destaca por sus elaboradas pinturas murales y estatuillas, que reflejan la expresión artística de la comunidad y sus posibles creencias espirituales.
Göbekli Tepe, a menudo denominado el primer templo del mundo, es anterior a muchos sitios neolíticos conocidos y sugiere que las prácticas religiosas Puede haber jugado un papel importante en el desarrollo de sociedades complejas. Los monumentales pilares de piedra, intrincadamente tallados con motivos animales, indican un alto nivel de artesanía y organización social.
Durante el período Neolítico, la gente de Anatolia comenzó a cultivar cultivos como trigo, cebada y legumbres, junto con los domesticación de animales como ovejas, cabras y ganado vacuno. Esta revolución agrícola no sólo proporcionó un suministro de alimentos más estable sino que también permitió el crecimiento demográfico y el establecimiento de asentamientos permanentes. La capacidad de almacenar excedentes de alimentos condujo al desarrollo de redes comerciales, conectando varias comunidades y facilitando el intercambio cultural.
Los avances tecnológicos durante esta época incluyeron el desarrollo de la cerámica, que permitió un mejor almacenamiento y preparación de alimentos. La invención del tejido y la producción textil también marcó un salto significativo en la vida cotidiana. Estas innovaciones reflejaron una sociedad cada vez más compleja con roles especializados, donde los individuos podían centrarse en la artesanía y el comercio en lugar de únicamente en la subsistencia.
Las estructuras sociales se volvieron más jerárquicas, con evidencia de roles de liderazgo y trabajo organizado. El surgimiento de espacios comunitarios y rituales compartidos indicó un creciente sentido de comunidad e identidad entre la gente. Las prácticas funerarias de este período también resaltan la importancia de los sistemas rituales y de creencias, y los ajuares funerarios sugieren una creencia en una vida futura.
El período Neolítico en Anatolia sentó las bases para el surgimiento de civilizaciones avanzadas. Marcó el comienzo de la urbanización y el eventual desarrollo de las ciudades-estado. Las prácticas agrícolas y las estructuras sociales establecidas durante esta época influirían en el curso de la historia humana, dando forma a los avances culturales y tecnológicos que siguieron.
Hoy en día, los visitantes de Anatolia pueden explorar estos sitios antiguos, donde se encuentran los restos de la vida neolítica. Proporcionan una visión fascinante de los orígenes de la agricultura, los asentamientos y la organización social. Los museos y parques arqueológicos exhiben artefactos, reconstrucciones y programas educativos que iluminan esta era transformadora en la historia de la humanidad.








 
										 
										 
										 
										 
										 
										 
										 
										 
										 
                      